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miércoles, 16 de julio de 2014
EDUCACIÓN DE FINLANDIA Y LA EDUCACIÓN DE PERÚ.
miércoles, 9 de julio de 2014
LA COCINA DE LA ESCRITURA - DANIEL CASSANY
El libro de Daniel Cassany titulado "la cocina de la escritura" permite envolvernos en una serie de ingredientes que se debe de tener en cuanta al momento de enseñar a escribir, de enseñar a redactar a nuestros estudiantes.
Ahora hablaremos de un apartado del libro titulado:
El castellano escrito
En los últimos años tanto la lengua como la escritura han ido evolucionando y claro, está también la tecnología que permite conocer mas acerca del dinamismo de usos lingüísticos. Por ello que se debe de tomar en cuenta que la lengua castellana debe de generar la terminología propia necesaria para satisfacer las diferentes dudas que se puedan generar, ya que la lengua incide de gran manera en en diferentes actividades como la económica.
La forma de enseñar la lengua también ha cambiado ya que antes se enseñaba analizando oraciones ahora se enseña utilizando discursos. por ello la investigación de la lengua se debe de nutrir de estudios e investigaciones recientes adaptándolo a las características de nuestra cultura.
La forma de enseñar la lengua también ha cambiado ya que antes se enseñaba analizando oraciones ahora se enseña utilizando discursos. por ello la investigación de la lengua se debe de nutrir de estudios e investigaciones recientes adaptándolo a las características de nuestra cultura.
martes, 8 de julio de 2014
ANALAISIS DE LA PEDAGOGIA PLANTEADA POR CARL ROGERS
Rogers se interesó en el estudio del individuo en sí mismo. Para esto desarrolló una teoría de la personalidad centrada en el yo, en la que se ve al hombre como un ser racional, con el mejor conocimiento posible de sí mismo y de sus reacciones, proponiendo además el autoconocimiento como base de la personalidad y a cada individuo como ser individual y único, Rogers en su teoría de la personalidad le otorga una importancia fundamental a dos constructos, que serán la base de ésta, tales constructos son el organismo y el sí mismo.
El organismo, sería el centro de cualquier experiencia que incluya todo aquello que ocurre internamente en el organismo. Esta totalidad experiencial constituye el campo fenoménico que es el marco de referencia individual conocido solo por la persona. De hecho el modo como el individuo se comporta depende del campo fenoménico, es decir, la realidad subjetiva y no de las condiciones estimulantes (realidad externa), este campo fenoménico sería entonces para Rogers la simbolización de parte de las experiencias de cada persona. Es posible, sin embargo, que la experiencia no se represente de un modo correcto, en dicho caso la persona se desempeñará inadecuadamente. Según la teoría de Rogers todas las personas tienden a confrontar sus experiencias simbólicas con el mundo objetivo, esta verificación de la realidad le proporciona al sujeto un conocimiento confiable del mundo el cual le permite conducirse adecuadamente en la sociedad, sin embargo en algunas ocasiones estas verificaciones pueden ser incorrectas, lo cual conlleva al individuo a tener un comportamiento carente de realismo.
El sí mismo por otra parte sería una parte del campo fenoménico que poco a poco se va diferenciando y que en definitiva representa lo que la persona es. Además del sí mismo como tal, existe un sí mismo ideal que representa lo que la persona desearía ser.
Podríamos decir entonces, en términos más simples, que el yo o si mismo estaría constituido por un conjunto cambiante de percepciones que se refieren al propio individuo. Como ejemplo de estas percepciones tendríamos: las características, atributos, capacidad, valores, etc, que el sujeto reconoce como descriptivos de su persona y que percibe como partes de su identidad. Mientras que el organismo sería la unidad psicofísica total de la cual el yo formaría parte.
El organismo posee la tendencia innata a la actualización, la cual preside el ejercicio de todas las funciones, tanto físicas como de la experiencia. Tiende constantemente a desarrollar las potencialidades del individuo para asegurar su conservación y enriquecimiento, teniendo en cuenta las posibilidades y los límites del ambiente. Por lo tanto, ya que el yo o "si mismo" es parte del organismo podemos concluir que también está sujeto a lo que es la tendencia actualizadora. La tendencia a la actualización del yo actúa constantemente y tiende, también constantemente a la conservación y al enriquecimiento del yo, es decir, se opone a todo lo que lo comprometa. Sin embargo, el éxito o la eficacia de esta acción, no depende de la situación real u objetiva, sino de la situación tal como el sujeto la percibe, y el sujeto percibe la situación en función de la noción que tiene de su yo. Podríamos decir entonces que, de acuerdo a Rogers, el mundo es percibido a través del prisma del yo, o sea, lo que se refiere al yo tiene tendencia a ser percibido en relieve y es susceptible de ser modificado en función de los deseos del sujeto, mientras que lo que no tiene relación con el yo, tiene tendencia a ser percibido de forma más vaga o a ser totalmente pasado por alto. De tal modo que en última instancia, es la noción que se tiene del yo la que determina la eficacia o ineficacia de la tendencia actualizante.
Un ejemplo de lo anterior sería el caso de un sujeto invitado a participar de un festival de canto. Si él se percibe a si mismo como una persona "desafinada" evitará presentarse a la competición, por muy talentoso que este, de hecho, sea y por muy ventajosa que sea la oportunidad. Esto se debe a que para el sujeto la participación en el concurso en lugar de representar una ocasión de enriquecimiento, se presenta como un riesgo para la conservación de su yo, tal como él lo percibe. Supongamos luego que el mismo sujeto se percibe a sí mismo como poco resistente a los fracasos o al ridículo. En presencia de tal concepción del yo, la tendencia actualizadora en lugar de incitar al sujeto a participar del festival le lleva, más bien, a abstenerse, defendiendo la imagen que tiene de sí mismo.
A partir de lo anterior podemos observar que la eficacia de la tendencia a la actualización del yo depende del carácter realista de la noción del yo. La noción del yo es realista cuando hay correspondencia o congruencia entre los atributos que el sujeto cree poseer y los que posee en realidad. Para comprobar el carácter realista de cualquier percepción que atañe a la noción del yo, el individuo dispone de dos clases de criterios. El primero se refiere a la experiencia vivida del sujeto (a propósito del objeto en cuestión), mientras que el segundo consiste en el testimonio que da la conducta del sujeto y la de los demás respecto a él. En el caso de que la noción del yo sea real, la actualización estará guiada de un modo adecuado y el individuo tendrá bastantes probabilidades de alcanzar los fines que se propone; en el caso contrario, es decir, cuando la noción del yo lleva consigo lagunas y errores (como sería el caso de los individuos que se apegan al yo ideal que plantea Horney) la tendencia actualizante no aparecerá clara, se propondrá fines difíciles de alcanzar, sino irrealizables que terminaran en frustraciones y fracasos, los cuales obstaculizan el buen rendimiento.
Comentario sobre el modelo de Carl Rogers
Desarrolló una teoría de la personalidad centrada en el yo, en la que ve al hombre como un ser racional, con el mejor conocimiento de sí mismo y de sus reacciones; Además propone el autoconocimiento como base de la personalidad y a cada individuo como ser individual y único.
A medida que el ser humano va madurando, el entorno impone lógica y orden. El individuo se va haciendo consciente de esta
lógica, el yo se asoma y se diferencia del mundo fenoménico. Este hecho le permite al yo, pasar a ser parte de consciente de su experiencia; evoluciona en relación con el mundo, desea ser consistente y podría presentarse un cambio mediante las interacciones que se producen. Rogers nos plantea el organismo como un todo organizado y funcional, con una fuente central de energía que sería la tendencia a la actualización, mantenimiento y mejora del mismo. Estos procesos conducirían al organismo a la valoración
A medida que el ser humano va madurando, el entorno impone lógica y orden. El individuo se va haciendo consciente de esta
lógica, el yo se asoma y se diferencia del mundo fenoménico. Este hecho le permite al yo, pasar a ser parte de consciente de su experiencia; evoluciona en relación con el mundo, desea ser consistente y podría presentarse un cambio mediante las interacciones que se producen. Rogers nos plantea el organismo como un todo organizado y funcional, con una fuente central de energía que sería la tendencia a la actualización, mantenimiento y mejora del mismo. Estos procesos conducirían al organismo a la valoración
domingo, 6 de julio de 2014
EL VERBO - MODO
I.
Modo y modalidad
Tradicionalmente el modo revela la
actitud del hablante ante la información suministrada, es decir, su puto de
vista sobre el contenido de lo que se presenta o describe.
La categoría modo se utiliza para:
·
Establecer ciertos
actos verbales.
·
Determinar el grado
de compromiso del hablante con lo que afirma.
·
Marcar obligadamente
el régimen que corresponden a oraciones que complementan a determinados
predicados.
II. Los
modos del verbo español.
Podemos hablar de tres
modos:
El imperativo, indicativo y subjuntivo.
- El modo imperativo: El modo imperativo es uno de los modos verbales utilizados para expresar órdenes, mandatos, o deseos. Ojo no existe la primera persona puesto que no es habitual que uno se mande a si mismo. Ejemplos:
Recoge tus cosas y lárgate de aquí
- El modo subjuntivo: El subjuntivo es el modo de la irrealidad, expresa deseo y posibilidad. Ejemplo:
ü Tal vez vaya de
vacaciones a París.
Puede
aparecer en oraciones independientes cuando expresa deseo o duda.
Ejemplo:
ü ¡Ojalá venga mañana!
El rasgo
distintivo del subjuntivo es que presenta la acción como algo hipotético,
subjetivo.
La expresión
del tiempo en las formas verbales del subjuntivo es apenas distinguible. Lo que
viene a significar que hablar de presente, pasado o futuro en el subjuntivo es
sólo una cuestión terminológica porque realmente el tiempo en el subjuntivo no
existe.
- El modo indicativo: es una forma extraordinariamente abierta y flexible por el gran intervalo de tiempo que puede expresar. Se expresa con certeza que determinada persona realizó, realiza, realizará o realizaría determinada acción.
ü Presente
ü Pasado.
ü Pretérito Perfecto Simple.
ü Futuro Imperfecto
ü Pretérito Imperfecto.
Modo dependiente e independiente.
Modo dependiente
Este
no puede aparecer si no es en presencia de un INDUCTOR gramatical.
El
modo inducido puede ser obligatorio o se puede dar por alternancia modal.
Algunos inductores modales son los ELEMENTOS PREDICATIVOS.
Modo independiente
Es todo lo contrario.
Contextos de modo independiente.
Las oraciones no subordinadas se
construyen generalmente en indicativo. Por el contrario en subjuntivo
independiente está muy restringido. Por ejemplo aparece en oraciones
desiderativas, auxiliares modales, etc.
Contextos
de modo dependiente.
Los contextos donde se desarrollan los
modos dependiente son en las oraciones subordinadas, sean sustantivas o adjetivas.
Induce también dentro del modo
subjuntivo los contextos intencionales,
en otras palabras, los subordinados a
los verbos buscar, necesitar entre otros
similares.
Ejemplo:
Busco un diccionario que me sirva.
Otro
inductor modal es el CONTEXTO GENÉRICO
III. EL
MODO EN LAS SUBORDINADAS SUSTANTIVAS
Se analizara cuando está
este dependiente del predicado.
Contextos que imponen el modo indicativo.
La seleccionan la clase de
predicados que expresan:
- Acaecimiento.
- Lengua o comunicación
- Entendimiento
- Percepción
- Certeza.
Contextos
que imponen el modo subjuntivo.
Las nociones
semánticas que nos permitirán agrupar los predicados que inducen al modo
subjuntivo son los siguientes:
- Voluntad, intención e influencia
- Oposición
- Causa
- Consecución
- Dirección
inclinación
- Afección
- Valoración
- Frecuencia o infrecuencia.
Debemos añadir los nombres temporales y
los que expresan contingencia.
EL MODO EN LAS
INTERROGATIVAS INDIRECTAS
El modo mayormente es indicativo, pero
puede aparecer en subjuntivo cuando esta inducido por los predicados que
expresan DEPENDENCIA y también por los que denotan INDIFERENCIA.
La negación puede actuar como un
inductor del subjuntivo a distancia.
El subjuntivo constituye un indicio de
que la negación toma bajo su alcance la oración subordinada.
No oí que estuviera llamando por teléfono. Aquí vemos como la negación afecta a estuviera que a oí.
Pero en la oración No oí que me estaban llamando
por teléfono. Vemos como el hablante acepta la situación descrita por
la oración subordinada.
El cuantificador poco,
el adverbio solo o la modalidad
interrogativa pueden inducir en el subjuntivo a distancia.
Pocos expertos creen que los precios de la vivienda vayan
a bajar.
EL MODO EN LAS SUBORDINADAS RELATIVAS.
Inductores modales en
las subordinadas relativas.
El verbo buscar en Busco un diccionario que me sirva,
pertenece a los predicados
INTENCIONALES, que se caracterizan por ser llamados contextos OPACOS; estos
poseen la capacidad de dejar en suspenso la referencia de los grupos nominales.
Junto con buscar, está desear, perseguir… así como las
locuciones que expresan significados parecidos como en demanda de. Propician la
interpretación inespecífica de los grupos nominales e inducen el subjuntivo en
las oraciones de relativo.
- El verbo depender induce el subjuntivo en las subordinadas
sustantivas y en las relativas cuando el grupo nominal corresponde a una
INTERROGATIVA ENCUBIERTA.
- El futuro y el condicional son inductores en las
oraciones subordinadas del relativo.
- Este también es inducido por la negación, sea a través
del adverbio no o a través de
indefinidos negativos. También lo inducen las locuciones preposicionales o las
preposiciones que induzcan significados
de negación.
ELECCIÓN DEL MODO CON LAS PARTÍCULAS.
La conjunción condicional si se construye con indicativo y con
algunos tiempos de subjuntivo.
Entre
las partículas temporales, el adverbio relativo cuando, la conjunción
mientras y las locuciones conjuntivas siempre que, una vez que y luego que admiten
tanto el modo subjuntivo como el modo indicativo, pero rechazan el modo futuro
del indicativo.
En las conjunciones que encabezan las
oraciones CONCESIVAS eligen indicativo a sabiendas de que, y eso que, si bien y con
lo que.
Las conjunciones y las locuciones
conjuntivas causales introducen el indicativo en ausencia de algún elemento
externo que induzca el subjuntivo. Muchas construcciones CONSECUTIVAS muestran
alternancias modales.
viernes, 4 de julio de 2014
SACA LA LENGUA - CONTIGO CONTAMOS
En
este episodio de saca la lengua se presentará cómo todo lo relacionado a los
juegos olímpicos han sido insertado en nuestro hablar cotidiano sin siquiera
darnos cuenta de ello. Muchas veces hemos escuchado frases como “lo lamento
pero yo tiro la toalla”, “tu si sudas la camiseta”, entre otros, pero ¿qué tan
efectivos son sus significados en nuestro hablar?
Sin
lugar a dudas en necesario reflexionar en cómo estos tema se han ido instaurando
en nuestro hablar desde la inauguración de los juegos olímpicos, hablamos de
temas relacionado con el deporte en clases, conferencias, intervenciones, e
incluso ponencias; esto ha sido aceptado de forma positiva por nuestra sociedad
contribuyendo así a que exista una mayor forma de comunicarnos y demostrar también
como el lenguaje que utilizamos no tiene fronteras si hablamos de términos con
los que nos comunicamos.
SACA LA LENGUA - LA LLAMADA DE LA SELVA
Quizás muchas veces no nos hemos dado
cuenta que al momento de expresarnos utilizamos frases como “ese es un ratón De
biblioteca” “me aseguro por si las moscas” “dar un abrazo de oso” “llorar con lágrimas
de cocodrilo” pero, ¿Qué tiene de particular estas frases?
En este episodio de “Saca la lengua
“se nos muestra como hoy en día usamos a los animales para poder comunicarnos y
es que el mundo animal ha vivido y vive inmerso en nuestro hablar coloquial tanto
en España como en Perú; al escuchar este tipo de frases no nos es difícil entenderlas
porque han sido usadas de manera propia en nuestro lenguaje ya que el ser
humano apela a elementos de la naturaleza para poder comunicarse. Al usar a los
animales para expresarnos podemos evidenciar muchas cosas como el carácter, el
sentimiento, o como nos sentimos.
jueves, 3 de julio de 2014
LA HERMENÉUTICA DE LA SEMÁNTICA SEGÚN TRUJILLO
Como hablantes
frecuentemente diferimos un sin número de palabras, enunciados o frases, que
bajo ciertas circunstancias pueden tener un valor determinado o dicho de otra
manera, estos enunciados pueden brindar significados distintos de acuerdo a un
determinado contexto.
Es así como el simple hecho expresarnos, suele ser un uso o
actividad tan cotidiano que muy pocas son las oportunidades en que analizamos
estos procesos que están involucrados en la comunicación.
En este trabajo nos proponemos abordar las funciones
básicas en el proceso de la comunicación, tanto la función semántica como la
sintáctica, aunque probablemente no sean tan evidentes, sin embargo; ambas
tienen determinadas atribuciones para brindar al hablante la capacidad de
ordenar sus palabras y brindar en esperado.
Las funciones semánticas están ligadas específicamente al
significado que va a adquirir el enunciado diferido por el hablante donde
generalmente éste dependerá del contexto en el que se encuentren ambos (tanto
hablante como oyente), por otro lado encontramos a las funciones sintácticas
señalándolas como aquellas que van a permitir que el enunciado pueda tener coherencia
(esto implica orden) e ilación, para así lograr una comunicación efectiva.
FUNCIÓN SEMÁNTICA Y FUNCIÓN SINTÁCTICA: LO SEMÁNTICO
En el
siguiente tema expuesto se definen dos
cosas esenciales que precisan: primero, el modelo significante, que permite
identificar la secuencia como “gramatical” o como perteneciente a la lengua;
y segundo, el modelo semántico, que
permite reconocer esa jerarquía “real” de las funciones semánticas, dado que la
relación entre uno y otro modelo es arbitraria.
Trujillo menciona que en la relación de la función sintáctica y la función
semántica se presentan dependencias sintácticas, no existiendo
para Trujillo la oración, sino estructuras sintácticas. Entonces, se observa la
visión cognitivista (signo interno) de Trujillo,
Por otro lado, la relación
semántica establece un cierto contenido, claramente delimitado, en relación con
cierta secuencia significante, igualmente diferenciada; la función determinante
implica una propiedad semántica necesaria de los sintagmas nominales, esta se
caracteriza porque presenta autonomía dentro
del sintagma nominal.
Mientras que las funciones
semánticas del tipo sustantivo, adjetivo o determinante constituyen funciones
no propiamente sintácticas, sino presupuestos categoriales de las mismas. Poseen
un carácter autónomo, con independencia de la distribución sintáctica del
significante; como por ejemplo la guapa o lo negro. Este tipo de funciones no son distribucionales.
El análisis de la función
determinante permite ver lo erróneo de ello; no tiene que ser tampoco como un
sustantivo sobreentendido, sino como la determinación. Este tipo de función es una función semántica pura,
existe independientemente de la función sintáctica. En los que los determinantes no están en
lugar de los determinados; por ello se dice que la función determinante no es descriptiva,
sino identificadora y los determinantes son semánticamente independientes.
En las relaciones entre las funciones semánticas existen las dependencias
entre sustantivo y adjetivo pero no entre estos y el determinante; como por
ejemplo: bello y guapa, no son
semánticamente autónomos, en cambio entre la y mujer no cabe imaginar
dependencias semánticas.
A manera de conclusión mencionaron que cada relación tiene una determinada función y pertenece a
una determinada categoría; cuyos elementos de cada tipo de función, no pueden
ser usados para explicar otras funciones que no sean las propias. En otras
palabras, por ejemplo, la categoría sujeto no puede ser usado para explicar
dentro de categorías semánticas.
LO SINTÁCTICO Y LOS SIGNOS DE RELACIÓN
Los significados de las “marcas” de las funciones
relacionales y las funciones mismas son dos cosas distintas. Por ello, se dice
que, no es conveniente relacionar dentro de la sintaxis, propiamente dicha, el
significado de los morfemas y los del signo de relación. Ejemplo: sin cambiar
la “estructura”, si viene, lo veo, aunque, viene, no lo veo, porque viene, lo
veo, cuando viene. En estos observamos que existen cambios de significado, pero
no son sintácticos, sino el resultado de la presencia de signos cuyo valor es
sintáctico solo en el sentido general de ´relacionar’. No hay estructuras
sintácticas que las formas sintagmáticas básicas y que todo lo demás no son
otra cosa que relaciones formales, restricciones, ampliaciones o sumas, entre
sintagmas.
No hay forma posible de relacionar el carácter
sustantivo, adjetivo o adverbial, que se atribuye a las llamadas subordinadas,
o las relaciones que se atribuye a las
coordinadas, con ninguna estructura sintáctica peculiar y exclusiva: todo
depende bien de la posición sintáctica sustantiva, adjetiva o adverbial, bien
del significado concreto de los signos marcadores de la relación, como que,
cuando, si, pero, y, etc. Lo que parece evidente es que la cuestión de la
oración compuesta habrá de relegarse en gran medida. Por ello, se deduce, que
no hay más que sintagmas, posiciones y signos de relación. Las relaciones entre los sintagmas, no son más que, las
dependencias de los elementos subordinados al nombre, en el sintagma nominal, o
las dependencias de los elementos subordinados al nombre (en el sintagma
nominal), o en las dependencias de los elementos subordinados al verbo (en el
sintagma verbal). No hay más funciones sintácticas: lo demás son los valores
semánticos que aportan los signos encargados de marcar tales funciones
sintácticas: de un lado, el género, el número o la persona, de otro, las
preposiciones con sus significados propios, y, de otro, todos los elementos
relacionantes, tanto el tipo conjuntivo, correlativo, adverbiales.
¿EXISTE UNA FUNCIÓN “ORACIÓN”?
En la tercera exposición
especificaron que las estructuras sintácticas no conocen otras funciones y que las relaciones de determinación o de ‘’suma’’
que se establecen en su interior; cuya expansión no es
más que o bien la sustitución de un elemento de la categoría correspondiente
por otro nuevo sintagma. o bien la ‘’suma’’ de sintagmas sin ‘’sustitución de
posiciones’’.
La gran variedad de
sentidos que toman las relaciones sintagmáticas, provienen exclusivamente de
signos concretos que se usan para establecer la relación.
Sólo hay verdaderas funciones
semánticas, en la sintaxis, bajo la forma de las categorías determinante,
sustantiva o adjetiva.
Para determinar si existe o no un significado oracional, definieron
que la oración es una unidad de sentido concreto en una
situación de comunicación determinada, con una curva de entonación y un verbo
como núcleo de la estructura. Presenta una noción de sentido completo, tan
frecuentemente en la tradición gramatical, como con la estructura formal
subyacente, propia de la moderna teoría
generativista.
Toda la larga serie de definiciones que conocemos se
reduce a dos extremos básicos, en otras palabras, en dos criterios. Dentro de
estos encontramos el criterio formal,
este es tanto de tipo sintáctico
(relación sujeto predicado), como de tipo morfológico (verbo en forma personal,
es decir, morfemas verbales) y ha llegado a hablarse, incluso, de signos
específicos y segméntales de predicación.
Mientras que en el segundo criterio, el criterio
semántico, se origina en la independencia del sentido o sentido completo; es
decir, en la suposición de que en la suposición
de que la oración es la unidad mínima de comunicación, capaz de
transmitir un contenido independiente.
Y así es: mientras que resulta bastante fácil establecer
las estructuras sintagmáticas de una
lengua, no hay manera de averiguar cómo se representa formalmente la unidad
comunicativa, que tanto puede aparecer expresada por una sola palabra, como por
la más compleja combinación gramatical. Ninguno
de los rasgos definidores permite resolver el problema, ni juntos ni rasgos
definidores permite resolver el problema, ni juntos ni separadamente: no todas
las oraciones poseen sujeto y predicado, o morfemas verbales, y el sentido
completo no es evidentemente una propiedad formal.
Pero, se manifiesta la existencia de problemas
tradicionales de la definición de la oración. Dentro de sus conceptos, cabe
mencionar que Von Kries define a la
oración como aquella que agrupa objetos
que no constituyen clase atendiendo a un solo carácter, lo cual, claro esta,
impide o, por lo menos dificulta que su valor pueda ser unívocamente.
A diferencia de la
lingüística tradicional, la lingüística
moderna, define a la oración como aquella estructura básica a la que hay que
referir todas las funciones y todas las categorías de morfemas de las lenguas;
y que esta es una expresión del juicio
lógico, por lo que había de suponerle sujetos “profundos” a los enunciados que
careciesen de los requisitos lógicos.
El origen del problema existente en la gramática tradicional se debe a factores como la falta de sujeto o
de verbo se ha recurrido a imaginarias elipsis para no quebrantar el modelo
lógico del juicio; los verbos unipersonales llevan callado el sujeto por ser
muy determinativo; y la intervención de los verbos es causativa, o sea, que el
sujeto en ellas no es el que materialmente ejecuta la acción.
También se menciona que, la eestructura
semántica de las expresiones, ya que cada oración posee una expresión distinta
que las demás, además en una oración puede verse de distintos modos.
Se señala que, la oración como
forma gramatical definida o precisable, no existe, porque la oración no es más
que la posibilidad de convertirse en señal de comunicación; porque Saussure ya
había dicho que la oración pertenecía a la “parole”, porque no es forma, sino
realización, en tanto que sí reconocía como pertenecientes a la “langue”.
Como bien se
analizó existen dificultades de la
definición de la oración, debido a que provienen de su confusión con el hecho
incontrovertible de la existencia de secuencias o enunciados “viables”. Pues, la
oración no tiene necesariamente una propiedad formal cómo terminar, pues no se
puede generalizar. Y lo mismo ocurriría si tomásemos a la oración como una
partida “a priori” sintáctico, es decir, si la oración no podría analizarse
primero por la sintaxis, sino por otros medios. Además, la oración no se puede
dar un sentido completo de multiplicidad, sino descartar de la forma precisable
y diferenciada (única).
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