Como hablantes
frecuentemente diferimos un sin número de palabras, enunciados o frases, que
bajo ciertas circunstancias pueden tener un valor determinado o dicho de otra
manera, estos enunciados pueden brindar significados distintos de acuerdo a un
determinado contexto.
Es así como el simple hecho expresarnos, suele ser un uso o
actividad tan cotidiano que muy pocas son las oportunidades en que analizamos
estos procesos que están involucrados en la comunicación.
En este trabajo nos proponemos abordar las funciones
básicas en el proceso de la comunicación, tanto la función semántica como la
sintáctica, aunque probablemente no sean tan evidentes, sin embargo; ambas
tienen determinadas atribuciones para brindar al hablante la capacidad de
ordenar sus palabras y brindar en esperado.
Las funciones semánticas están ligadas específicamente al
significado que va a adquirir el enunciado diferido por el hablante donde
generalmente éste dependerá del contexto en el que se encuentren ambos (tanto
hablante como oyente), por otro lado encontramos a las funciones sintácticas
señalándolas como aquellas que van a permitir que el enunciado pueda tener coherencia
(esto implica orden) e ilación, para así lograr una comunicación efectiva.
FUNCIÓN SEMÁNTICA Y FUNCIÓN SINTÁCTICA: LO SEMÁNTICO
En el
siguiente tema expuesto se definen dos
cosas esenciales que precisan: primero, el modelo significante, que permite
identificar la secuencia como “gramatical” o como perteneciente a la lengua;
y segundo, el modelo semántico, que
permite reconocer esa jerarquía “real” de las funciones semánticas, dado que la
relación entre uno y otro modelo es arbitraria.
Trujillo menciona que en la relación de la función sintáctica y la función
semántica se presentan dependencias sintácticas, no existiendo
para Trujillo la oración, sino estructuras sintácticas. Entonces, se observa la
visión cognitivista (signo interno) de Trujillo,
Por otro lado, la relación
semántica establece un cierto contenido, claramente delimitado, en relación con
cierta secuencia significante, igualmente diferenciada; la función determinante
implica una propiedad semántica necesaria de los sintagmas nominales, esta se
caracteriza porque presenta autonomía dentro
del sintagma nominal.
Mientras que las funciones
semánticas del tipo sustantivo, adjetivo o determinante constituyen funciones
no propiamente sintácticas, sino presupuestos categoriales de las mismas. Poseen
un carácter autónomo, con independencia de la distribución sintáctica del
significante; como por ejemplo la guapa o lo negro. Este tipo de funciones no son distribucionales.
El análisis de la función
determinante permite ver lo erróneo de ello; no tiene que ser tampoco como un
sustantivo sobreentendido, sino como la determinación. Este tipo de función es una función semántica pura,
existe independientemente de la función sintáctica. En los que los determinantes no están en
lugar de los determinados; por ello se dice que la función determinante no es descriptiva,
sino identificadora y los determinantes son semánticamente independientes.
En las relaciones entre las funciones semánticas existen las dependencias
entre sustantivo y adjetivo pero no entre estos y el determinante; como por
ejemplo: bello y guapa, no son
semánticamente autónomos, en cambio entre la y mujer no cabe imaginar
dependencias semánticas.
A manera de conclusión mencionaron que cada relación tiene una determinada función y pertenece a
una determinada categoría; cuyos elementos de cada tipo de función, no pueden
ser usados para explicar otras funciones que no sean las propias. En otras
palabras, por ejemplo, la categoría sujeto no puede ser usado para explicar
dentro de categorías semánticas.
LO SINTÁCTICO Y LOS SIGNOS DE RELACIÓN
Los significados de las “marcas” de las funciones
relacionales y las funciones mismas son dos cosas distintas. Por ello, se dice
que, no es conveniente relacionar dentro de la sintaxis, propiamente dicha, el
significado de los morfemas y los del signo de relación. Ejemplo: sin cambiar
la “estructura”, si viene, lo veo, aunque, viene, no lo veo, porque viene, lo
veo, cuando viene. En estos observamos que existen cambios de significado, pero
no son sintácticos, sino el resultado de la presencia de signos cuyo valor es
sintáctico solo en el sentido general de ´relacionar’. No hay estructuras
sintácticas que las formas sintagmáticas básicas y que todo lo demás no son
otra cosa que relaciones formales, restricciones, ampliaciones o sumas, entre
sintagmas.
No hay forma posible de relacionar el carácter
sustantivo, adjetivo o adverbial, que se atribuye a las llamadas subordinadas,
o las relaciones que se atribuye a las
coordinadas, con ninguna estructura sintáctica peculiar y exclusiva: todo
depende bien de la posición sintáctica sustantiva, adjetiva o adverbial, bien
del significado concreto de los signos marcadores de la relación, como que,
cuando, si, pero, y, etc. Lo que parece evidente es que la cuestión de la
oración compuesta habrá de relegarse en gran medida. Por ello, se deduce, que
no hay más que sintagmas, posiciones y signos de relación. Las relaciones entre los sintagmas, no son más que, las
dependencias de los elementos subordinados al nombre, en el sintagma nominal, o
las dependencias de los elementos subordinados al nombre (en el sintagma
nominal), o en las dependencias de los elementos subordinados al verbo (en el
sintagma verbal). No hay más funciones sintácticas: lo demás son los valores
semánticos que aportan los signos encargados de marcar tales funciones
sintácticas: de un lado, el género, el número o la persona, de otro, las
preposiciones con sus significados propios, y, de otro, todos los elementos
relacionantes, tanto el tipo conjuntivo, correlativo, adverbiales.
¿EXISTE UNA FUNCIÓN “ORACIÓN”?
En la tercera exposición
especificaron que las estructuras sintácticas no conocen otras funciones y que las relaciones de determinación o de ‘’suma’’
que se establecen en su interior; cuya expansión no es
más que o bien la sustitución de un elemento de la categoría correspondiente
por otro nuevo sintagma. o bien la ‘’suma’’ de sintagmas sin ‘’sustitución de
posiciones’’.
La gran variedad de
sentidos que toman las relaciones sintagmáticas, provienen exclusivamente de
signos concretos que se usan para establecer la relación.
Sólo hay verdaderas funciones
semánticas, en la sintaxis, bajo la forma de las categorías determinante,
sustantiva o adjetiva.
Para determinar si existe o no un significado oracional, definieron
que la oración es una unidad de sentido concreto en una
situación de comunicación determinada, con una curva de entonación y un verbo
como núcleo de la estructura. Presenta una noción de sentido completo, tan
frecuentemente en la tradición gramatical, como con la estructura formal
subyacente, propia de la moderna teoría
generativista.
Toda la larga serie de definiciones que conocemos se
reduce a dos extremos básicos, en otras palabras, en dos criterios. Dentro de
estos encontramos el criterio formal,
este es tanto de tipo sintáctico
(relación sujeto predicado), como de tipo morfológico (verbo en forma personal,
es decir, morfemas verbales) y ha llegado a hablarse, incluso, de signos
específicos y segméntales de predicación.
Mientras que en el segundo criterio, el criterio
semántico, se origina en la independencia del sentido o sentido completo; es
decir, en la suposición de que en la suposición
de que la oración es la unidad mínima de comunicación, capaz de
transmitir un contenido independiente.
Y así es: mientras que resulta bastante fácil establecer
las estructuras sintagmáticas de una
lengua, no hay manera de averiguar cómo se representa formalmente la unidad
comunicativa, que tanto puede aparecer expresada por una sola palabra, como por
la más compleja combinación gramatical. Ninguno
de los rasgos definidores permite resolver el problema, ni juntos ni rasgos
definidores permite resolver el problema, ni juntos ni separadamente: no todas
las oraciones poseen sujeto y predicado, o morfemas verbales, y el sentido
completo no es evidentemente una propiedad formal.
Pero, se manifiesta la existencia de problemas
tradicionales de la definición de la oración. Dentro de sus conceptos, cabe
mencionar que Von Kries define a la
oración como aquella que agrupa objetos
que no constituyen clase atendiendo a un solo carácter, lo cual, claro esta,
impide o, por lo menos dificulta que su valor pueda ser unívocamente.
A diferencia de la
lingüística tradicional, la lingüística
moderna, define a la oración como aquella estructura básica a la que hay que
referir todas las funciones y todas las categorías de morfemas de las lenguas;
y que esta es una expresión del juicio
lógico, por lo que había de suponerle sujetos “profundos” a los enunciados que
careciesen de los requisitos lógicos.
El origen del problema existente en la gramática tradicional se debe a factores como la falta de sujeto o
de verbo se ha recurrido a imaginarias elipsis para no quebrantar el modelo
lógico del juicio; los verbos unipersonales llevan callado el sujeto por ser
muy determinativo; y la intervención de los verbos es causativa, o sea, que el
sujeto en ellas no es el que materialmente ejecuta la acción.
También se menciona que, la eestructura
semántica de las expresiones, ya que cada oración posee una expresión distinta
que las demás, además en una oración puede verse de distintos modos.
Se señala que, la oración como
forma gramatical definida o precisable, no existe, porque la oración no es más
que la posibilidad de convertirse en señal de comunicación; porque Saussure ya
había dicho que la oración pertenecía a la “parole”, porque no es forma, sino
realización, en tanto que sí reconocía como pertenecientes a la “langue”.
Como bien se
analizó existen dificultades de la
definición de la oración, debido a que provienen de su confusión con el hecho
incontrovertible de la existencia de secuencias o enunciados “viables”. Pues, la
oración no tiene necesariamente una propiedad formal cómo terminar, pues no se
puede generalizar. Y lo mismo ocurriría si tomásemos a la oración como una
partida “a priori” sintáctico, es decir, si la oración no podría analizarse
primero por la sintaxis, sino por otros medios. Además, la oración no se puede
dar un sentido completo de multiplicidad, sino descartar de la forma precisable
y diferenciada (única).
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