martes, 8 de julio de 2014

ANALAISIS DE LA PEDAGOGIA PLANTEADA POR CARL ROGERS


Rogers se interesó en el estudio del individuo en sí mismo. Para esto desarrolló una teoría de la personalidad centrada en el yo, en la que se ve al hombre como un ser racional, con el mejor conocimiento posible de sí mismo y de sus reacciones, proponiendo además el autoconocimiento como base de la personalidad y a cada individuo como ser individual y único, Rogers en su teoría de la personalidad le otorga una importancia fundamental a dos constructos, que serán la base de ésta, tales constructos son el organismo y el sí mismo.
El organismo, sería el centro de cualquier experiencia que incluya todo aquello que ocurre internamente en el organismo. Esta totalidad experiencial constituye el campo fenoménico que es el marco de referencia individual conocido solo por la persona. De hecho el modo como el individuo se comporta depende del campo fenoménico, es decir, la realidad subjetiva y no de las condiciones estimulantes (realidad externa), este campo fenoménico sería entonces para Rogers la simbolización de parte de las experiencias de cada persona. Es posible, sin embargo, que la experiencia no se represente de un modo correcto, en dicho caso la persona se desempeñará inadecuadamente. Según la teoría de Rogers todas las personas tienden a confrontar sus experiencias simbólicas con el mundo objetivo, esta verificación de la realidad le proporciona al sujeto un conocimiento confiable del mundo el cual le permite conducirse adecuadamente en la sociedad, sin embargo en algunas ocasiones estas verificaciones pueden ser incorrectas, lo cual conlleva al individuo a tener un comportamiento carente de realismo.
El sí mismo por otra parte sería una parte del campo fenoménico que poco a poco se va diferenciando y que en definitiva representa lo que la persona es. Además del sí mismo como tal, existe un sí mismo ideal que representa lo que la persona desearía ser.
Podríamos decir entonces, en términos más simples, que el yo o si mismo estaría constituido por un conjunto cambiante de percepciones que se refieren al propio individuo. Como ejemplo de estas percepciones tendríamos: las características, atributos, capacidad, valores, etc, que el sujeto reconoce como descriptivos de su persona y que percibe como partes de su identidad. Mientras que el organismo sería la unidad psicofísica total de la cual el yo formaría parte.
El organismo posee la tendencia innata a la actualización, la cual preside el ejercicio de todas las funciones, tanto físicas como de la experiencia. Tiende constantemente a desarrollar las potencialidades del individuo para asegurar su conservación y enriquecimiento, teniendo en cuenta las posibilidades y los límites del ambiente. Por lo tanto, ya que el yo o "si mismo" es parte del organismo podemos concluir que también está sujeto a lo que es la tendencia actualizadora. La tendencia a la actualización del yo actúa constantemente y tiende, también constantemente a la conservación y al enriquecimiento del yo, es decir, se opone a todo lo que lo comprometa. Sin embargo, el éxito o la eficacia de esta acción, no depende de la situación real u objetiva, sino de la situación tal como el sujeto la percibe, y el sujeto percibe la situación en función de la noción que tiene de su yo. Podríamos decir entonces que, de acuerdo a Rogers, el mundo es percibido a través del prisma del yo, o sea, lo que se refiere al yo tiene tendencia a ser percibido en relieve y es susceptible de ser modificado en función de los deseos del sujeto, mientras que lo que no tiene relación con el yo, tiene tendencia a ser percibido de forma más vaga o a ser totalmente pasado por alto. De tal modo que en última instancia, es la noción que se tiene del yo la que determina la eficacia o ineficacia de la tendencia actualizante.
Un ejemplo de lo anterior sería el caso de un sujeto invitado a participar de un festival de canto. Si él se percibe a si mismo como una persona "desafinada" evitará presentarse a la competición, por muy talentoso que este, de hecho, sea y por muy ventajosa que sea la oportunidad. Esto se debe a que para el sujeto la participación en el concurso en lugar de representar una ocasión de enriquecimiento, se presenta como un riesgo para la conservación de su yo, tal como él lo percibe. Supongamos luego que el mismo sujeto se percibe a sí mismo como poco resistente a los fracasos o al ridículo. En presencia de tal concepción del yo, la tendencia actualizadora en lugar de incitar al sujeto a participar del festival le lleva, más bien, a abstenerse, defendiendo la imagen que tiene de sí mismo.
A partir de lo anterior podemos observar que la eficacia de la tendencia a la actualización del yo depende del carácter realista de la noción del yo. La noción del yo es realista cuando hay correspondencia o congruencia entre los atributos que el sujeto cree poseer y los que posee en realidad. Para comprobar el carácter realista de cualquier percepción que atañe a la noción del yo, el individuo dispone de dos clases de criterios. El primero se refiere a la experiencia vivida del sujeto (a propósito del objeto en cuestión), mientras que el segundo consiste en el testimonio que da la conducta del sujeto y la de los demás respecto a él. En el caso de que la noción del yo sea real, la actualización estará guiada de un modo adecuado y el individuo tendrá bastantes probabilidades de alcanzar los fines que se propone; en el caso contrario, es decir, cuando la noción del yo lleva consigo lagunas y errores (como sería el caso de los individuos que se apegan al yo ideal que plantea Horney) la tendencia actualizante no aparecerá clara, se propondrá fines difíciles de alcanzar, sino irrealizables que terminaran en frustraciones y fracasos, los cuales obstaculizan el buen rendimiento.


Comentario sobre el modelo de Carl Rogers
Desarrolló una teoría de la personalidad centrada en el yo, en la que ve al hombre como un ser racional, con el mejor conocimiento de sí mismo y de sus reacciones; Además propone el autoconocimiento como base de la personalidad y a cada individuo como ser individual y único.
A medida que el ser humano va madurando, el entorno impone 
lógica y orden. El individuo se va haciendo consciente de esta
lógica, el yo se asoma y se diferencia del mundo fenoménico. Este hecho le permite al yo, pasar a ser parte de consciente de su experiencia; evoluciona en relación con el mundo, desea ser consistente y podría presentarse un cambio mediante las interacciones que se producen. Rogers nos plantea el organismo como un todo organizado y funcional, con una fuente central de energía que sería la tendencia a la actualización, 
mantenimiento y mejora del mismo. Estos procesos conducirían al organismo a la valoración

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