lunes, 30 de junio de 2014

CARACTERES PRINCIPALES DEL SIGNO LINGÜÍSTICO SEGÚN SAUSURRE


El signo lingüístico posee dos caracteres primordiales: la arbitrariedad del signo y el carácter lineal del significante:

1er. principio, arbitrariedad del signo.

El lazo que une el significado con el significante es arbitrario, y ya que el signo es resultante de la asociación de un significante y un significado, Saussure enuncia que "el signo lingüístico es arbitrario".
Esto lo explica diciendo que la idea de "sur" (el concepto o significado "sur") no está ligado por ninguna relación interior con la secuencia de sonidos s-u-r que le sirve de significante, podría estar representada por cualquier otra secuencia de sonidos, y expone como prueba las diferencias entre las lenguas. El significado "buey" –dice- tiene por significante böf en francés y oks en alemán.
Con la intención de aclarar en qué consiste la arbitrariedad del signo Saussure hace una comparación con la palabra "símbolo". El símbolo tiene, precisamente, como característica no ser totalmente arbitrario, hay un rudimento de vínculo natural entre el significante y el significado, por ejemplo la balanza como símbolo de la justicia no podría reemplazarse por cualquier otro objeto.
La palabra arbitrario –afirma- tampoco debe dar idea de que el significante es elegido libremente por el hablante, ya que todo medio de expresión recibido de una sociedad se apoya en un hábito colectivo, es decir en una convención. Arbitrario significa, en este contexto, "inmotivado", es decir que el significante no tiene ninguna relación natural con el significado.
Si la arbitrariedad del signo se podría objetar por la existencia de onomatopeyas y exclamaciones, Saussure explica que no solamente son escasas en la lengua, sino que son imitaciones aproximadas. La onomatopeya para el ladrido del perro es en francés "oua-oua" y en español "guau-guau"; a la exclamación "ay!" del español corresponde "au!" en alemán.
El concepto saussuriano de la arbitrariedad del signo ha sido objeto de debate, y el recurso al ejemplo del “buey” en el que Saussure relaciona un significado con distintos significantes ha suscitado diversas críticas, ya que contradice la postura de Saussure acerca de que las lenguas no son nomenclaturas, es decir que el signo lingüístico no une un nombre y una cosa, a lo que se acercaría Sausurre al postular un significado general, estable e idéntico, al que corresponderían distintos significantes en las distintas lenguas. Esto equivale a que el concepto “buey” es una idea trascendente a las lenguas, y contrariamente Saussure no admite ideas preexistentes a las lenguas.

Inmutabilidad y Mutabilidad del signo
Como consecuencia de la arbitrariedad plantea la inmutabilidad y la mutabilidad del signo lingüístico.

Inmutabilidad
Saussure dice que si con relación a la idea que representa (significado) el significante aparece como elegido libremente (ya que considera esta relación como arbitraria), en relación a la comunidad lingüística que lo emplea no es libre sino "impuesto" (de carácter coercitivo). La lengua es un producto heredado de las generaciones precedentes, esto hace imposible todo cambio "general y súbito" en el sistema
Saussure dice que si bien el carácter arbitrario del signo obliga a admitir la posibilidad teórica del cambio, el hecho mismo de la arbitrariedad lo hace incuestionable. Se podría discutir un sistema de símbolos por su relación racional con la cosa significada, pero en la lengua no hay motivo para preferir "soeur" a "hermana".

2do. principio, carácter lineal del significante


El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desarrolla en el tiempo, es una línea, una cadena. Esto lleva a Saussure a contemplar consecuencias fundamentales para el funcionamiento de la lengua: dos unidades no pueden encontrarse nunca en el mismo punto de la cadena hablada, valen por su sucesión en la cadena, y su posición en esta cadena puede ser distintiva. Respecto de las investigaciones semiológicas establece una distinción entre los sistemas cuyos signos se articulan en el tiempo -como la lengua- y aquellos que -como los sistemas visuales- se organizan en el espacio, sobre varias dimensiones.

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