lunes, 2 de junio de 2014

LAS LENGUAS DEL PERÚ


Quechua, aimara, asháninca; en fin enumerar la totalidad de lenguas sería un  trabajo de sumo cuidado pero  lo que buscamos aquí es tener una  visión de cómo se utiliza estas lenguas y cuanta importancia se le da a su utilización dentro del aspecto educativo. Actualmente sabemos que al uso del castellano se le da mayor prestigio social, se dice que es la lengua de la gente culta, y esto lleva a la marginación y exclusión de quien no lo habla bien. Pero ¿qué tanta verdad encierra este enunciado?

Como experiencia personal que deseo plasmar en este documento, ocurre que en muchos centros educativos, donde hay docentes que tienen  características étnicas y si a eso le sumamos su forma de hablar así como el manejo de lengua, diferente al castellano, tienen muchos problemas de exclusión y sobre todo de discriminación. Y la discriminación va desde compañeros de trabajo hasta cargos superiores dentro de la institución educativa. Esto ocasiona que muchos de los alumnos que están presentes en clase y  que poseen un bilingüismo se vean acorralados, ocultando su forma de hablar así como las lenguas que manejan.

Es por ello que debemos de tener presente  que el uso de diferentes lenguas no debe de ser un obstáculo dentro de la educación, diferentes tipos de metodologías de enseñanza deben de estar al servicio de la educación en diferentes aspectos lingüísticos, y tener presente que el hecho de tener un país multilingüe es un fenómeno del cual nos debemos sentir orgullosos. Esta educación no debe tener como rol solo castellanizar a las personas aborígenes sino formarlos dentro de parámetros que le permitan vivir y llevar una convivencia pacífica con su entorno sociolingüístico.

Pero entonces dentro de la educación el castellano debe de primar en importancia y uso; no necesariamente, el castellano debería de ser una herramienta más para enfrentarnos a este mundo “modernizado”, el hecho de usar el castellano no debe de ser la causa de abandonar otras lenguas, sino debe de ser ese impulso que nos oriente a enseñar bajo otras lenguas donde tanto los docentes como los alumnos se enriquezcan de la variedad lingüística que poseemos, no habría nada mejor que tener esa capacidad de poder hablar y entender más de una lengua de nuestro territorio. 



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