Quechua,
aimara, asháninca; en fin enumerar la totalidad de lenguas sería un trabajo de sumo cuidado pero lo que buscamos aquí es tener una visión de cómo se utiliza estas lenguas y
cuanta importancia se le da a su utilización dentro del aspecto educativo.
Actualmente sabemos que al uso del castellano se le da mayor prestigio social, se
dice que es la lengua de la gente culta, y esto lleva a la marginación y exclusión
de quien no lo habla bien. Pero ¿qué tanta verdad encierra este enunciado?
Como
experiencia personal que deseo plasmar en este documento, ocurre que en muchos
centros educativos, donde hay docentes que tienen características étnicas y si a eso le sumamos
su forma de hablar así como el manejo de lengua, diferente al castellano,
tienen muchos problemas de exclusión y sobre todo de discriminación. Y la
discriminación va desde compañeros de trabajo hasta cargos superiores dentro de
la institución educativa. Esto ocasiona que muchos de los alumnos que están
presentes en clase y que poseen un bilingüismo
se vean acorralados, ocultando su forma de hablar así como las lenguas que
manejan.
Es
por ello que debemos de tener presente
que el uso de diferentes lenguas no debe de ser un obstáculo dentro de
la educación, diferentes tipos de metodologías de enseñanza deben de estar al
servicio de la educación en diferentes aspectos lingüísticos, y tener presente
que el hecho de tener un país multilingüe es un fenómeno del cual nos debemos
sentir orgullosos. Esta educación no debe tener como rol solo castellanizar a
las personas aborígenes sino formarlos dentro de parámetros que le permitan
vivir y llevar una convivencia pacífica con su entorno sociolingüístico.
Pero
entonces dentro de la educación el castellano debe de primar en importancia y
uso; no necesariamente, el castellano debería de ser una herramienta más para
enfrentarnos a este mundo “modernizado”, el hecho de usar el castellano no debe
de ser la causa de abandonar otras lenguas, sino debe de ser ese impulso que
nos oriente a enseñar bajo otras lenguas donde tanto los docentes como los
alumnos se enriquezcan de la variedad lingüística que poseemos, no habría nada
mejor que tener esa capacidad de poder hablar y entender más de una lengua de
nuestro territorio.
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